divendres, 11 de març del 2016

Atrapando al Cronopio

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Hoy en día las conferencias son sinónimos de charlas aburridas con abundancia de ejemplos sacados de la manga. La gente ya no se sienta para oír el que un tipo, aunque sea reconocido por su sector, pueda decir. La gente decide no ir a este tipo de actos para salvaguardar su cultura y su sabiduría. La gente decide que no quiere gastar su tiempo. La gente cree que es mejor leer en internet e ir directamente al grano. La gente no quiere perder el tiempo. La gente se cree que ya lo sabe todo.

Carles Álvarez Garriga ayudado por la exmujer de Cortázar, Aurora Bernández, se aventura a transcribir 13 horas de charlas del escritor Julio Cortázar que dio en 1980 en la Universidad de Berkeley. En el prólogo del libro, editado por el grupo editorial Penguin Random House, el doctor de Filología Hispánica, Carlos Álvarez afirma:" Transcribir estas trece horas de charla ha sido muy fácil: quienes han visto la entrevista que le  hizo Joaquín Soler Serrano en la televisión española, tan reproducida en Internet, saben que el Cortázar oral es extraordinariamente cercano al Cortázar escrito..." (pág.12). Y además, también es fácil leerlo y comprenderlo.
El libro está dividido en los diferentes temas de las charlas, cada tema incluye al final una serie de preguntas hechas por sus alumnos, preguntas que ayudan al lector-al mismo tiempo- a ahondar en la materia. La charla también se puede clasificar como biográfica ya que en todo momento está dando datos de su vida, además de intentar explicar como es y fue según las etapas vividas dentro de su profesión de escritor.
Esta obra nacida a partir de una larga conferencia da muchas pistas de recursos de cómo escribir las diferentes partes que existen en un cuento o narración. Cortázar demuestra en todo momento su gran fluidez a la hora de hablar, sin redundancias aunque con muchas anécdotas y divagaciones, va directamente al grano. Entre tanta teoría también da voz a sus contemporáneos, a sus amigos y sobre todo a sus referentes literarios. Entre sus palabras se cola una pequeña reflexión sobre la palabra “exilio”. Lo aborda con naturaleza ya que a él le resulta muy familiar el sentimiento de sufrir esta lástima de dejar su propio país, su propia tierra por necesidad. Los últimos temas, son los que  más despuntan en la charla; son la explicación que hace de la creación de la novela que le da el salto a la fama “Rayuela” y del libro de cuentos que tiene como protagonistas a los Cronopios y las Famas (por cierto, seres realmente increíbles y que carecen de seriedad, fue un placer conocerlos de la mano de su Adam).  En todo momento resalta la importancia que tiene para él el juego, el poder que tiene para jugar con las palabras, sintaxis y formas predeterminadas de la literatura. Se le nota que no le hubiera gustada perder la esencia de niñez y afirma que sus amigos no respetan mucho este recurso que emplea.


“Clases de literatura” es un acercamiento al autor sudamericano. Un libro que provoca. Provoca a tu mente, la pone a prueba. Provoca a tu imaginación. Provoca a tus dedos y manos. Provoca que cada vez que lees una raya te quieras ir al escritorio para empezar a escribir la gran historia que se te viene en la cabeza. Pero también provoca que no puedas dejar de devorarlo. Y provoca, cuando llegas al final, que la conferencia vuelva a empezar. Todo un juego. 




divendres, 27 de novembre del 2015

Los hijos de los políticos

Andando por la calle siempre con la cabeza muy alta y viendo una ola de gente que pasa, que va y viene de sus destinos, que va ocupada o que, simplemente, va escuchando música. Gente con bolsas en las manos, bolsas de ropa, zapatos o comida. Bolsas que se van a tirar o a guardar para llenarlas de otras cosas superfluas y algunas veces de cosas que no necesitamos. 
Olas de gente que va y viene y que no se detiene. Gente ocupada, pensando o dejando la mente en blanco. Gente con problemas que muchas veces tienen soluciones fáciles pero que chocan con el orgullo. Mentes llenas de proyectos que se cumplen o solo se quedan allí, en meras ilusiones. 
Gente que corre por coger a hora el bus o el tren que hace un minuto que se ha ido. 
Gente hambrienta de dinero, esperanzas, de sueños infantiles. Y gente secreta que pasa sin que nadie se fije en ella. 
Gente que va a los supermercados a última hora de la tarde, salen con comida y piensan que van hacer para cenar. Pero cuando salen se encuentran con seres sentados encima de un cartón, con la cabeza agachada, con ilusiones pequeñas y problemas muy grandes. 
Seres que se fijan en cada persona que forma parte de los oleajes de la calle, que van con la cabeza bien alta hasta que se encuentran con ellos. La agachan haciendo ver que no los ven, pasando de ellos o echándoles alguna moneda sobrante para callar así sus conciencias humanas. 
Tarragona, 12:30 pm mujer sin techo leyendo
Seres que son confesionarios, cajas de madera que hablan poco y saben todos los secretos de la calle. Seres callados y que en su silencio gritan historias llenas de injusticias, de inseguridades, de casas sin techos ni calor ni paredes. Seres paridos por políticos corruptos que juegan en nombre de la democracia y justicia. Políticos que se llenan las bocas de palabras, juegos léxicos que esconden un mundo utópico lleno de mierda. Políticos que cierran los ojos al ver a su pueblo, al ver a los seres callados, sin techo, con grandes esperanzas e ilusiones pequeñas.
Gente que llena las bolsas y que agacha la cabeza delante de la realidad callejera. Negando la mirada a los ojos fríos, vacíos y cansados de los hijos de los políticos. 

dimarts, 19 d’agost del 2014

CHICA FRÍA

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Cuando el corazón se hiela, se congela, no tiene aliento. Cuando el corazón se seca. Puede ser que hay personas que no tienen derecho a amar ni ser amadas. Quizá hay almas que quedan castigadas a vagar sin rumbo, solitarias en un callejón sin salida.

Una hoja blanca, diario sin palabras, un libro sin historia. ¿Dónde está el límite? El límite lo encuentras cuando no te quedan fuerzas y te das cuenta que cuando una gota de agua te toca tu piel seca y solo quieres que también se seque. Te da miedo el cariño y te apartas de todo peligro que pueda ocasionar que tu corazón entre en calor.

La lluvia ya no tiene el mismo sentido que antes, tu aliento no mancha las ventanas, tus ojos dejan de brillar. Las noches pierden el sentido, el amanecer te da miedo, tus palabras ya no tiene receptor… Reprochas abrazos, besos, caricias de desconocidos e incluso de los amigos.  
Il·lustració: Sara Herranz

A nadie le importas, nadie te necesita. Solo quieres desaparecer. Eres un granito de arena. Una gota en el mar, una nube en el cielo, una hoja en otoño, un beso en un momento de calentura, un punto en un libro, un error en el sistema.


Simplemente eres hielo.

diumenge, 25 de maig del 2014

Vols la dansa del vestit?

Màgic. Poques estrelles es dibuixen a la nit. La lluna no es veu, està massa ocupada dansant amb la foscor. Enmig de la pista, la pluja m’abrasa com el temps abrasa el rellotge. Un pam, dos pams, tres pams de nas i la vida corre com un riu fins a la desembocadura. Les mans a l’aire imitant el moviment del mar, mil encenedors il·luminen la foscor. Comencen a sonar les primeres notes i un flaire d’esperança inunda el combat. Els meus ulls es comencen a dilatar lentament i com un mag faig que es pari el temps.


Les gotes d’aigua s’estavellen al meu rostre, respiro poc a poc la màgia que produeixen uns vells músics que toquen enmig de la plaça del poble. Com un nen petit desitjo deixar-me portar pel vent, no es tan fàcil però primer has de començar a somiar per a què els teus somnis es facin realitat. Sóc com una fulla, volo molt amunt fins a tocar el cel amb la punta dels meus dits.

El meu cor batega al son de la música. Desperto d’un profund somni. Cerco l’essència de l’amor, tan màgic, tan diví. Danso la dansa de la nit. S’està acabant la música. La tristesa s’entreveu als ulls dels músics. Acaba de començar un llarg viatge.



Nits amb Txarango.

dimarts, 22 d’abril del 2014

Sabanas revueltas








Me cuesta levantarme de la cama por las mañanas. Pero hoy es diferente. Mi nariz se abre poco a poco y sin querer tu olor se ha topado con mi olfato. Sin abrir los ojos, solo con mi última imagen, mis manos van recorriéndote suavemente tu espalda, asegurándome que aún estas ahí. No quiero despertarte. Su tez blanca brilla con el primer rayo de luz del sol. Me gusta enredar mis dedos con su pelo negro rizado, juego con ellos pero con cuidado para que no se despierte. Te giras sigilosamente hacia mi, tus ojos cerrados me recuerdan lo mucho que te quiero. Tu brazo, sin querer, se encuentra rozando mi espalda, parece que tu también te quieres asegurar de qué este a tu lado. Dibujas una sonrisa inconsciente en tu bonita cara, tu nariz chata se viste de unas preciosas pecas tímidas que solo aparecen cuando les toca el sol. Estamos desnudos, evocando una evidencia de lo que paso la noche anterior. Unas velas, comida italiana, aire fresco todo adornado con una tela de romanticismo. Unas risas, palabras sin sentido, caricias escondidas debajo de la mesa, unos besos sin pudor en medio de la calle deshabitada. Parecíamos dos tontos ingenuos, jóvenes sin preocupaciones, nos hacíamos reír, soñar que alguna vez llegaríamos a la vejez juntos. Cogimos la moto bajo los efectos del amor, el aire jugaba con mi pelo, mis manos te rodeaban tu vientre, dando una seguridad imaginaria. Subimos las escaleras sin querer, sin parar de besarnos y mirarnos. Queríamos celebrar aquella velada con nuestros juegos de besos, besos dulces, respirándonos sin echar en falta el aire del exterior. Te respondo con una carcajada de felicidad. Abres los ojos poco a poco. Me besas con cuidado y me llamas princesa. Me miras como si fuera tu primera vez, creo que haces fotografías mentales por si alguna vez no estuviese a tu lado.  Sonríes, otra vez. Saltas de la cama como si algo urgente te llamase. Coges un lápiz de la mesa y una hoja perdida de tus estanterías. Te sientas en tu vieja silla, levantas una ceja y escondes tu cara tras el papel, solo veo tus ojos negros observando cada detalle de mi cuerpo. Sin entenderlo, te pones a dibujarme. Nunca me lo dejaste ver. Pero por tu última epístola sé que aún está colgada en tu habitación.
Ahora tan solo son recuerdos que olvidar.


dilluns, 21 d’abril del 2014

A flor de piel

Abro la puerta y enciendo las luces. Un espejo se hace lugar entre la pared. Poco a poco me voy quitando cada una de las prendas que envuelven mi cuerpo, dejando ver mis imperfecciones y mis defectos que se van dibujando al azar en forma ovalada y un poco oscura. Se las debía de memorizar…ahora ya no se acordará. Una vez encendida el agua caliente, me confundo entre el vapor que habita en el pequeño cuarto. Mi mano se despliega para comprobar si la temperatura esta de mi agrado. Sí que lo está. Cojo el teléfono de la ducha con suavidad. Primero me mojo mis piernas, cada gota se mezcla con mi piel, me estremezco y se me eriza cada pelo de mi cuerpo. 

Cierro los ojos y confundo las caricias de un desconocido que va subiendo despacito las yemas de sus dedos recorriendo todas mis partes más escondidas, con el agua caliente de la ducha.
Hago puntitas para poner el teléfono en su sitio. Me coloco justo debajo de la cascada de agua. Las gotas me van vistiendo de agua. Vuelvo a cerrarlos. Me siento sola en medio de una inmensidad de gente que tiene a su pareja al lado, regalándoles palabras baratas de amor de telenovela, puede que sean mentiras pero son tan agridulces como el licor. Yo solo quiero ser la razón por la que alguien no duerma por las noches, quiero ser esa persona imprescindible, quiero ser la musa de un soneto de amor, de una declaración escrita entre una copa de whisky barato y un cigarro a medio consumir. Solo quiero ser la que le haga sonreír, la que le desnuda y pueda ver más allá de la piel, la que con tan solo con un roce de mi mano le haga vibrar, la que con tan solo un beso le haga estallar en mil pedazos. Quiero ser la que imaginas cada vez que cierras los ojos, quiero ser el objeto de tus dudas, enfados, sonrisas. Tan solo quiero ser la que uno se acuerda cuando pisa la misma calle que alguna vez nos cruzamos.


Abro los ojos. Mis lágrimas se confunden entre gotas. Las yemas de mis dedos se quedaron como pansas. Tengo frío. Me acerco al agua que me desnuda de mi piel. 

dimarts, 25 de març del 2014

Obediencia ciega

“No sé si aguantaré mucho tiempo más, ni si nadie podrá leer mi historia. Lo cierto es que he rescatado este triste papel de la papelera y he encontrado las restas de un lápiz entre las mesas de un bar.
He vivido durante años en un país donde la política no desempeñaba un papel importante, la gente paseaba por las calles como marionetas programadas y los niños jugaban con palos. Pero desde hace unos años todo eso ha cambiado. La gente se esconde dentro de sus casas y los niños ya no tienen palos entre sus manos, ahora tienen consolas, ordenadores, tabletas, móviles etc. Ya nadie ríe ni llora, ya nadie se comunica oralmente, nadie tiene coraje de transmitir sus ideas. Todo el mundo calla, oye y ve. Aunque, como siempre, hay personas que se salen de la norma pero tales personajes son engañados y manipulados con distracciones baratas, como partidos de futbol, campañas de políticos que se apropian de las ideologías de la gente, aplicaciones para el móvil, canciones con letras sin sentido etc. Si con esto no es suficiente los jóvenes se interesan más por tener el último modelo d’iphone, por ir de compras tras las últimas modas que han impuesto unos señores, por modelar su cuerpo siguiendo un modelo impuesto por la sociedad…Les interesa más saber la vida de personajes vergonzosos, que no tienen estudios ni un coeficiente intelectual aceptable, que informarse sobre lo que está pasando a su alrededor. Viven sumisos a una sociedad corrupta, mientras ellos cumplen  a rajatabla las normas, los políticos juegan a recortar su futuro, su educación, su sanidad… Nadie es capaz de levantarse, salir a luchar, decir “BASTA, YA ESTOY HARTO”. Son como niños, mientras les des lo que quieren no dicen nada, solo hay que mantenerlos contentos pero cuidado, hay que darles lo que piden si tales exigencias no les hagan reflexionar sobre la sociedad.
Ayer mientras iba caminando hacía la universidad, vi pasar a un conjunto de señores con traje que miraban con desprecio las consecuencias de su trabajo, los pobres que habitaban en los cajeros, los que mendigaban, los que perdían su orgullo cuando buscaban entre los contenedores un trozo de comida para hacer callar su estomago hambriento. No pude contener mi rabia i me fui corriendo a un piso que tenía una organización clandestina. Me inscribí, solo quería luchar, reivindicar nuestros derechos, salir a la calle…
Pasó una hora, dos… y de repente se escucho un golpe, era la policía. Sin poder hacer nada nos ataron y nos amenazaron de muerte si de nuestras bocas saliera una palabra. Obedecimos.
Nos llevaron a un sitio frío y espeluznante. Lo primero que hicieron fue raparnos las cabezas, después con extrema violencia nos quitaron la ropa y nos hicieron poner unos monos anaranjados. Desconcertados, nos llevaron cada uno a una celda.
No me daban de comer, solo me interrogaban repetidas veces hasta que llegó un día que vaciaron mi cabeza, me quitaron mis ideas y sin darme cuenta me impusieron las suyas. Como un niño que se ha comportado mal, después de recibir mi castigo por desobedecer, me dejaron a la calle, justo delante de mi antiguo piso. No me atrevo a hablar. Solo espero que el tiempo me consume y me convierta en polvo, porque será entonces cuando sea libre.”